La ineficacia de algunos cursos de formación

Los cursos pueden ser un excelente instrumento para mejorar el desempeño, pero en ocasiones hay un problema: no siempre dan el resultado esperado. Considera lo siguiente: 10 de tus managers toman un curso para mejorar sus habilidades de comunicación. Al finalizar las sesiones un buen porcentaje sale satisfecho, sin embargo, luego aparece el problema: al cabo de algunos meses sólo 2 lo recuerdan y al final sólo 1 realmente pone en práctica lo aprendido. Una efectividad del 10% es un porcentaje muy pequeño para hacer un cambio que incida de manera sustancial en el desempeño. Bajo estas condiciones, un curso con un rendimiento tan bajo no resulta una inversión, sino un gasto de recursos económicos, tiempo y esfuerzo.

Investigaciones encuentran que sólo un pequeño porcentaje de los asistentes a un curso de formación lo traslada al trabajo, es decir, pone en práctica lo aprendido.

 

¿De qué depende que lo aprendido en un curso sea aplicado o no al trabajo?

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Los asistentes a la formación

Cómo está su confianza, expectativas y motivación.

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El ambiente que impera en el trabajo

Aquí influyen el apoyo de los jefes y compañeros, la aplicación que puedan hacer de lo aprendido, así como su importancia para crecer dentro de la empresa.

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El curso que contratas

Intervienen la forma y fondo del curso, es decir, tanto la manera en que es impartido (por ejemplo, si es dinámico), así como su contenido (si resulta trascendente y significativo para los asistentes).

En WHOLE analizamos esos factores para descubrir cuáles son los que sumarán al éxito del curso y cuáles resultarán un obstáculo para alcanzar la meta. En la práctica, identificamos si tus colaboradores tienen una actitud positiva que los lleve un cambio y si el entorno laboral que les ofreces les facilita ofrecer resultados. En cuanto al diseño de los cursos, nos aseguramos que el curso tenga éxito.